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Artesanía tradicional y evolución tecnológica [simplificaciones].



«Es verdad que los métodos o sistemas para intervenir una pieza han variado, y por ende, han mejorado, pero si en algo siempre han coincidido es en pensar antes de actuar.»

Así como evoluciona la tecnología, con ella, el pensamiento ético para las intervenciones de antigüedades en sus diferentes ramas artísticas. Dicho esto, no pretendemos evocar a que la tecnología es quien hace que la evolución del pensamiento sea viable, sino que el pensamiento —desde inicios de los tiempos—, es quién ha llevado el timón en el desarrollo de la humanidad, su cultura, costumbres y estudios científicos. Si bien es cierto, pocos son los privilegiados que han hecho uso de ello (pensar, pese a que está al alcance de todos, no a todos les ha interesado ni le han dedicado tiempo) y así la evolución tecnológica con precedentes ha crecido de manera agigantada en el último siglo, y desembocado en un desarrollo socio-cultural que abarca a las masas y a la comodidad de las mismas, pues ¿para qué si no sería la evolución tecnológica?


En la Conservación/Restauración de Antigüedades y Arte Contemporáneo ha sucedido lo mismo: el pensamiento ha precedido a la tecnología. Es verdad que los métodos o sistemas para intervenir una pieza han variado, y por ende, han mejorado, pero si en algo siempre coinciden, es en pensar antes de actuar, y que es una de las características que tiene aquel cuya profesionalidad y formación le obliga a tomar decisiones antes, durante y al finalizar la actuación. Ahora bien, la tecnología ha aunado a la intervención física con la ética y con el pensamiento crítico-constructivo, ya que se ha podido —algo que antes no—, identificar con certeza, gracias a la ciencia, la composición de materiales en sus diferentes estratos, lo que ayuda a mejorar la actuación sin dañar la pieza.


Hoy en día ya contamos con herramientas necesarias para determinar las pautas a seguir y los procesos a realizar con cada una no solo de las piezas, sino de los estratos de ellas; lo que nos ayuda a intervenir desde la teoría de la crítica, que se forma con bases de actuación donde el pensamiento precede a cualquier tecnología, y donde este pensamiento es el único camino a una realización de métodos que nos aporten el resultado que pretendemos: La Conservación/ Restauración.


El Conservador-Restaurador tiene como obligación pensar, ya que las intervenciones a realizar (digamos la parte práctica, el oficio) exige tener un previo método cognitivo, quizá basado en lo empírico (dependerá otra vez de la formación) para así realizar análisis efectivos, como bien podrían ser el organoléptico, pasando por los aspectos químicos y físicos hasta los que serán la antesala de la mera actuación mecánica. Interesa tener conocimientos, claro está. Por lo tanto, es aconsejable que el operario esté capacitado tanto en la destreza de la elaboración de métodos artesanales, metodologías de estudio específicas a la materia y evidentemente (...) en nuevas tecnologías, tanto de investigación (léase medios) como de aplicaciones prácticas para cada área a abordar, porque no es lo mismo significado que significante, como no es lo mismo intervenir sobre diferentes soportes, materiales o elementos.