A primera vista puede resultar difícil emplear los principios éticos al
intervenir una pieza de cualquier carácter (museable, doméstico,
histórico, etcétera), pero es necesario, ya que el Restaurador tiene
como obligación salvaguardar el Patrimonio basándose en las pautas que con su formación ha adquirido, a estas pautas le llamaremos criterio de intervención.
Pero..., ¿qué son los principios éticos?
Para poder responder a esta pregunta, habrá que ceñirnos a los Principios de Restauración actuales que encontramos en la Carta del Restauro de 1972 y en su revisión de 1987, donde el argumento se basa en la Ley de Patrimonio Histórico Español 16/1985.
Un principio ético podría describirse como la resolución adecuada (desambiguación), para actuar sobre la obra que se pretende, ya sea bien mueble o inmueble y de materiales que en su diversidad pueden dar juego a diferentes interpretaciones respecto a los daños que tenga en el momento de dar inicio a los estudios que marcarán un sistema capaz de preservar —sin dañar, modificar, o causar nuevas tendencias socio-culturales—, lo afectado. A ésos daños le llamaremos patologías.
Dicho esto, el criterio ético serán los puntos que el Restaurador —sea cual sea su campo—, debe seguir en sus intervenciones; son los argumentos con los que justifica la propuesta que pretende utilizar como guión al abordar una pieza; recordando que la pieza —en sí—, determinará, gracias a sus patologías, el orden cualitativo a seguir.
En Victoria & Albert Museum, tienen un planteamiento para intervenir las piezas con el que continúan desde 1994. El sistema empleado, lo denominan "Ethics Checklist", y es una lista de preguntas con las que el operario que va a intervenir la pieza, y basándose en el sentido común, responde para saber si está actuando bien o no. Dicho método del museo, funciona de manera precisa, pues es una ayuda directa de la que el restaurador hace uso. En su segunda edición (2004) actualizaron la lista, misma que mantienen hasta el día de hoy. La Ethics Checklist, utilizada por un profesional que antes ha ido cultivando aprendizaje y destreza en el campo, puede ser de suma utilidad, ya que gracias a ella, las intervenciones siempre son justificadas y realizadas de manera ética.
Ahora bien, para intervenir cualquier pieza, sea cual fuere su carácter, previamente habrá que adquirir conocimientos necesarios, tanto de los materiales empleados en su construcción, como la función del objeto y los sucesos socio-históricos donde la pieza actuó conforme a su tarea. Al realizar el estudio formal de la obra, con sentido común (actuando bajo los estándares establecidos de conservación), podremos realizar una propuesta de intervención que nos servirá como guía, donde indicaremos los pasos a seguir y los materiales a emplear (reversibilidad, legibilidad, durabilidad, fidelidad). Al tener claro esto, siempre documentando cada paso, tanto de manera escrita como fotográfica, y respetando lo descrito antes (leyes de patrimonio, principios éticos, etcétera), habremos realizado una Restauración ética, que como consecuencia nos convertirá en salvaguardas del Patrimonio.