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Nuevo estilo.



Antiguamente se consideraba que los objetos de uso doméstico (cotidianidad), debían ser empleados y tratados como tal, sin ser valorados, ni con el derecho a tener el carácter de Arte, por la disyuntiva determinante que los convertía en piezas sin posibilidades de encajar en lo que se creía por artístico. Hoy en día, lo que entendemos por artístico (artisticidad), es lo que nos ayuda a comprender que gracias a la artificialidad de la pieza (creatividad adjunta), les podemos otorgar —en algunos casos—, el carácter de obra de arte, o pieza artística, encajando sus patrones matéricos en la rama de las artes aplicadas; mismas que empiezan a ser valoradas con más ímpetu gracias a que los representantes de la sociedad actual que creen en la "nueva" etapa donde la conservación del Patrimonio también alberga las piezas que no necesariamente se representan en lienzo, o sobre soportes de otras índoles. Un nuevo estilo abre las puertas a aquellos interesados en rescatar la memoria histórica social.

Ahora bien, la importancia de saber que existen piezas que deben ser tratadas (conservación-restauración) como objetos dignos de estudio, nos convierte en los representantes socio-culturales de ellas, ya que, en conjunto con historiadores, es un deber —social— que sean documentadas y así,  el Patrimonio siga conservándose de manera prudente para las nuevas generaciones.


Este "nuevo estilo", del que hablamos, el de conservar objetos, el de salvar piezas que el tiempo ha tenido por correcto dejarnos como muestra de las costumbres pasadas, va abriéndose camino entre la cultura general, ya que cada vez más personas consideran que es necesario rescatar lo que en su día sirvió no solamente de elemento estético, sino que funcionó como parte de lo que hoy sería nuestro uso cotidiano. Piezas que en su mayoría han perdido la utilidad actual, pero que por su antigüedad son requeridas como objetos decorativos.


Se puede decir entonces, que abogar por un "nuevo estilo", que sea respetuoso con los bienes de carácter mueble, donde el buen gusto (dentro de un tema meramente estético), es y debe ser parte de la tendencia a seguir.


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Química sostenible.



La Química sostenible (también llamada Química verde) consiste en una filosofía química dirigida hacia el diseño de productos y procesos químicos que implica la reducción o eliminación de productos químicos peligrosos (para los materiales, las personas y el medioambiente). Por lo tanto, la Química sostenible se centra en las reacciones y procesos que se llevan a cabo en la Industria Química e industrias afines. Es necesario distinguirla de la Química ambiental, que estudia el comportamiento de los compuestos químicos (naturales o sintéticos) en el medioambiente. También hay que destacar que la Química sostenible tiene un carácter preventivo (evitando, en la medida de lo posible, la generación de productos peligrosos), mientras que la remediación medioambiental se dirige hacia la eliminación de productos dañinos que ya se han vertido a la naturaleza.

LOS DOCE PRINCIPIOS DE LA QUÍMICA SOSTENIBLE
1. Es mejor prevenir la formación de residuos que tratar de limpiar tras su formación.
2. Lo métodos sintéticos deben ser diseñados para conseguir la máxima incorporación en el producto final de todas las materias usadas en el proceso.
3. En cuanto posible, se deben diseñar metodologías sintéticas para el uso y la generación de substancias con escasa toxicidad humana y ambiental.
4. Se deben diseñar productos químicos que, preservando la eficacia de su función, presenten una toxicidad escasa.
5. Las substancias auxiliares (disolventes, agentes de separación, etc.) deben resultar innecesarias en lo posible y, cuanto menos deben ser inocuas.
6. Las necesidades energéticas deben ser consideradas en relación a sus impactos ambientales y económicos y minimizadas. Los métodos sintéticos deben ser llevados a término a temperatura y presión ambiente.
7. Las materias de partida deben ser renovables y no extinguibles, en en la medida que esto resulte practicable técnica y económicamente. 8. La formación innecesaria de derivados (bloqueo de grupos, protección/desprotección, modificación temporal de procesos físicos/químicos) debe ser evitada en cuanto sea posible.
9. Los reactivos catalíticos (tan selectivos como sea posible) son superiores a los estequiométricos.
10. Los productos químicos han de ser diseñados de manera que, al final de su función, no persistan en el ambiente, sino que se fragmenten en productos de degradación inertes.
11. Se deben desarrollar las metodologías analíticas que permitan el monitoreo a tiempo real durante el proceso y el control previo a la formación de substancias peligrosas.
12. Las substancias y las formas de su uso en un proceso químico, deben ser elegidas de manera que resulte mínima la posibilidad de accidentes

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Carcoma / Termita.



Entre las patologías biológicas que encontramos al intervenir una pieza de carácter mobiliario (Conservación y Restauración de mueble), están los xilófagos, estos agentes de deterioro, causantes de la debilitación estructural y las deformaciones físicas del soporte ligneo, deben ser atacados con métodos efectivos que reúnan una serie de requisitos indispensables; tales como su efectividad sin causar daños a la pieza: manchas en la estructura o sus recubrimientos específicos: panes metálicos, barnices, policromías, etcétera.

La selección del producto insecticida será en base a las técnicas utilizadas en la elaboración del bien mueble, recordando que cada pieza intervenida, será tratada como única, para ello realizaremos un estudio matérico que nos dará pautas necesaria para elegir de manera acertada, la mejor opción para el tratamiento de la obra.
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Cómo arreglar una obra deteriorada.



Restaurar una obra de arte es un proceso complejo. Los profesionales se enfrentan al reto de devolver los cuadros a lo más parecido a su estado original. Ni más ni menos. Isabel Florido, que ha trabajado sobre el Greco, tenebrista español José de Ribera o el barroco Juan van der Hamen, explica: "Nunca imitamos, solo tratamos que las pinturas sigan igual durante el paso del tiempo".
Florido aclara que solo ha visto el supuesto Velázquez hallado en el sótano del museo de la Universidad de Yale en fotografías. Con esta precaución, hace un diagnóstico. "Veo las pérdidas de color, seguramente causadas por todo la trayectoria viajera del lienzo, la marca del bastidor y parece mal tensado". Accidentes comunes en obras mal almacenadas, "pero es necesaria una radiografía para una evaluación correcta".
Relata la técnica habitual para restaurar estos desperfectos. Un mal tensado requiere quitar el lienzo del bastidor. Luego se monta encima de un tablero de madera cubierto con plástico y se clavan los márgenes. Se impregna con cola animal y se protege con un papel de capacidad de resistencia fisicoquímica extraordinaria, el japonés. Luego se deja secar. La cola penetra, el cuadro se tensa por el aglutinante y se quedan adheridas entre sí las diferentes capas de pintura y preparación. Para la marca del bastidor, se requiere consolidar la pintura. Con cola animal, se impregna toda la superficie, y se cubre otra vez con papel japonés. Así el color y la imprimación se adhieren a la tela.
Al restaurar la falta de color aclara que toda intervención sobre la obra debe ser reversible. "Primero se prepara una imprimación a la manera de la época". Esta imprimación se hace con cola de conejo, tendones de animales, todo hervido y mezclado con blanco de España o sulfato de cal [yeso]. Se aplica sobre la zona deteriorada y luego se dan capas de barniz hasta llegar al punto exacto del que lleve el cuadro. Los grandes equipos de restauración elaboran sus propios barnices.
Para imitar el color original, es importante usar siempre técnicas que sean reversibles y con material de excelente calidad. "Se da una veladura de acuarela", explica Florido, "y luego se dan poco a poco más veladuras, usando pigmentos puros al barniz para restauración de la marca Maimeri". Nunca óleo. El aceite de linaza, aglutinador de este tipo de pintura, es muy difícil de quitar.
Hay tres formas de pincelada para que el trabajo del restaurador se diferencie de la pintura original. El rigattino consiste en lograr el color mediante líneas paralelas verticales; el tratteggio se basa en trazados oblicuos para tramar, y el puntillismo lo hace con pequeños puntos. Ya no se usa la forma imitativa. "Siempre se debe diferenciar el trabajo del restaurador de la mano del artista", aclara, "pero a simple vista, el espectador no distingue la restauración del trabajo original del cuadro"
"Todos estos procesos supondrían un mínimo de dos meses", concluye Florido, "pero seguro que hay que limpiar, y siempre hay más problemas e imprevistos". "Con un cuadro nunca sabes que te vas a encontrar hasta que te introduces en él".
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Restauración



Nuevas Tecnologías a la Restauración y el Hidróxido de Bario aplicado a la Restauración.
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