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Nuevo estilo.



Antiguamente se consideraba que los objetos de uso doméstico (cotidianidad), debían ser empleados y tratados como tal, sin ser valorados, ni con el derecho a tener el carácter de Arte, por la disyuntiva determinante que los convertía en piezas sin posibilidades de encajar en lo que se creía por artístico. Hoy en día, lo que entendemos por artístico (artisticidad), es lo que nos ayuda a comprender que gracias a la artificialidad de la pieza (creatividad adjunta), les podemos otorgar —en algunos casos—, el carácter de obra de arte, o pieza artística, encajando sus patrones matéricos en la rama de las artes aplicadas; mismas que empiezan a ser valoradas con más ímpetu gracias a que los representantes de la sociedad actual que creen en la "nueva" etapa donde la conservación del Patrimonio también alberga las piezas que no necesariamente se representan en lienzo, o sobre soportes de otras índoles. Un nuevo estilo abre las puertas a aquellos interesados en rescatar la memoria histórica social.

Ahora bien, la importancia de saber que existen piezas que deben ser tratadas (conservación-restauración) como objetos dignos de estudio, nos convierte en los representantes socio-culturales de ellas, ya que, en conjunto con historiadores, es un deber —social— que sean documentadas y así,  el Patrimonio siga conservándose de manera prudente para las nuevas generaciones.


Este "nuevo estilo", del que hablamos, el de conservar objetos, el de salvar piezas que el tiempo ha tenido por correcto dejarnos como muestra de las costumbres pasadas, va abriéndose camino entre la cultura general, ya que cada vez más personas consideran que es necesario rescatar lo que en su día sirvió no solamente de elemento estético, sino que funcionó como parte de lo que hoy sería nuestro uso cotidiano. Piezas que en su mayoría han perdido la utilidad actual, pero que por su antigüedad son requeridas como objetos decorativos.


Se puede decir entonces, que abogar por un "nuevo estilo", que sea respetuoso con los bienes de carácter mueble, donde el buen gusto (dentro de un tema meramente estético), es y debe ser parte de la tendencia a seguir.