
Las artes decorativas se han situado siempre en la estela de las bellas artes , pero en 1880 una serie de influencias, sobre todo las del arte japonés y el orientalismo en general, favorecieron los importantes cambios que se iban a producir. De ahí los antecesores del Art déco, como el Modernismo europeo y el Cubismo.
El Art déco nació indudablemente de la moda, pero, a diferencia del modernismo, no buscaba ni llamar la atención ni reformar nada. El choque provocado por los cuadros cubistas colgados en las paredes de los interiores modernos se atenuó con los de estilo más clásico que les rodeaban, facilitándoles así el acceso a los salones de coleccionistas privados. Este tipo de compromiso, característico del Art déco francés, fue una especie de modernismo totalmente aceptado por la burguesía. En Francia el estilo tuvo dos elementos esenciales a los que remite el título de la célebre Exposición de Artes Decorativas de 1925: por una parte, el aspecto decorativo de las artes aplicadas modernas que iban dirigidas principalmente a los ricos y se concentraban sobre el retorno a las técnicas de lujo y al empleo de materiales exóticos; por otra, el éxito de los procesos de industrialización empleando materiales nuevos, como el acero tubular, y atentos, al mismo tiempo, a la calidad estética.

En términos generales, la mentalidad de los fabricantes con respecto a la nueva industria sufrió una transformación radical. Hasta el siglo XX los objetos se hacían con el ánimo de que duraran para siempre; mas con los métodos de fabricaciones menos costosas y más fáciles de realizar, la moda evolucionó y nuestro siglo se convirtió en el de los "cambios".

Biografía: Art déco y Funcionalismo. Tomo XLVI-II: Las artes decorativas en Europa. Suma Artis.